Por Alfredo Díez Umpiérrez.
En SOLAR siempre se dice que las ideas están ahí, en el aire. Sólo hay que acogerlas, darles forma, adaptarlas y, finalmente, ofrecerlas.
Radiaciones nace como un proyecto para registrar lo que acontece en Solar, conocer a quienes intervienen en su espacio y hacer visible esa parte que no llega a estar enteramente representado en la muestra final: el proceso.
Cuando surgió la posibilidad de llevar a cabo estas entrevistas, no lo pensé ni un segundo. Directamente accedí a hacerlo por dos razones: En primer lugar, siempre me ha interesado todo lo que se sitúa detrás de una obra, todo el camino que se debe seguir hasta llegar al momento de la exposición. La segunda razón es que sabía que este sería uno de esos proyectos en los que uno no para de aprender, y estaba en lo cierto. Tan solo la primera entrega de Radiaciones ya me ha enseñado multitud de cosas, tanto relacionadas con el mundo del arte, como otras que no tienen que ver y que han sido igualmente importantes.
Así pues, la primera entrega debía estar dedicada a la convocatoria Fisuras del Festival Sitio. Artes en el espacio privado, recientemente celebrada, cuyo desarrollo y exposición tuvo al Solar como espacio de trabajo e inspiración. Me cité con cada participante, quería reconstruir lo acontecido a través de sus historias, vivirlo mediante la crónica de lo que experimentaron, conocer aquello que les instó a participar en una novedosa convocatoria, en la que mundos con tantas cosas en común y a la vez tan separados por algún motivo que nadie logra recordar o argumentar se marcaron como meta trabajar juntos, crear algo desde cero. Y lo lograron.
Pero yo quería ahondar en cómo lo habían conseguido, qué fórmula mágica o misteriosa hizo que ambas disciplinas a priori tan irreconciliables hicieran posible tal grado de convivencia. A través de ocho intensas entrevistas me di cuenta de que ese abismo insalvable era tan sólo el pretexto y que no se extiende simplemente entre ellos, sino entre ellos y el resto de la sociedad.
De esta investigación sobre el proceso, concluyo dos cosas, coincidiendo con los artistas y los historiadores del arte que intervinieron el espacio de SOLAR en Fisuras. La convocatoria, así como el Festival Sitio son herramientas perfectas para romper el muro que separa el arte contemporáneo de la sociedad. La unión de dos disciplinas desconocidas entre ellas para trabajar conjuntamente y la primera edición del festival, que descontextualizó el arte, sacándolo de los espacios convencionales, constituyeron el primer golpe para crear una fisura en ese muro aparentemente inamovible. Por otro lado, la curiosidad es esencial y por ello hay que fomentarla, crear cultura en torno al cuestionamiento constante. Este es un discurso que choca directamente con la percepción de lo desconocido que tiene la sociedad, que rechaza aquello que no entiende o que desconoce. Los artistas suelen ser personas curiosas por naturaleza, o por lo menos la proporción de personas con inquietudes más allá de su formación es mayor, pero si no hubiera historiadores con inquietud, con afán de conocer lo que acontece en su propio tiempo, pienso que esta convocatoria no habría sido posible. De manera que éste es el camino a seguir.
Quiero dejar constancia de que el producto final es una síntesis de las ideas que me transmitieron los entrevistados, ya que es preciso que Radiaciones tenga una duración que no roce lo absurdo. Intenté condensar en poco más de tres cuartos de hora las casi ocho de conversaciones, y creo que logré hacerlo manteniendo una coherencia con los pensamientos de cada uno y los comunes a todos. Desgraciadamente muchas reflexiones interesantísimas quedaron fuera.
Supongo que son mi recompensa.
Entrevistas realizadas a los participantes de la convocatoria Fisuras del Festival Sitio. Artes en el espacio privado, que dio como resultado la exposición Fisuras que tuvo lugar en el solar de la calle Suárez Guerra, número 15, en Santa Cruz de Tenerife, entre el 16 de octubre y el 30 de noviembre de 2014.