El artista Néstor Torrens dentro de su trabajo en torno al agua en Bajamar desarrolla dos entrevistas a personas que guardan una memoria de los usos del agua en esa zona de la isla de Tenerife.
Lola de la Rosa López, 68 años.
Duración: 13′ 39»
Hola. Estamos hablando del agua antes de… antes de los pozos. Cuando cargaban el agua en Bajamar de pequeñas. A los Naranjos, me parece que me decías el otro día.
L: La sacábamos de… de una zanja que había al lado del lavadero, y por llevar una cacharrita de agua desde allí hasta la casa de Los Naranjos que veraneaban las falangistas nos pagaban a media peseta el cacharro.
A media peseta el cacharro…
L: A media peseta el cacharro.
Benito decía antes… hablaba de los tirilines.
L: Sí, los tirilines.
Y que las mujeres se cargaban bidones arriba la cabeza, sin soltar una gota
L: Sí, sin XXXX una gota. Y nosotras la íbamos a buscar al Canal de Araca, que está por encima casa, y cuando veníamos llegando a casa nos trompezábamos y se nos caía el barril y rodaba el barril porque era de aceitunas vacío y teníamos que volver allá arriba. Y veces íbamos arriba y no había agua y cruzábamos todo el canal y bajábamos aquí a casa de Seña Aurora y según como estuviera el temple, nos daba el cacharro. Y si no de aquí teníamos que seguir abajo, allí a Bajamar a buscar un cacharro de agua. Imagina cuánto caminábamos por una lata de agua para hacer la comida, ya manda narices…
A media peseta el viaje…
L: A media peseta el viaje…
Eso cuando lo vendían.
L: Eso cuando lo vendíamos, sí (ríe).
Y lo de… también nos dijo Benito, lo de las mujeres trabajando en los sorribos (?)
L: sí… Las mujeres allí, debajo casa, la finca de los Ascanio. Lo sorribaron todo con los picos y las mujeres cargaban la tierra en una cesta. Y Quique, uno que le decían Quique, que era sordo, es el que… ellos iban echando la tierra en la sorriba, y él con el rastillo la iba rastrillando. Y cuando las mujeres traían la cesta mediada, les pegaba por debajo por las piernas con el, con el cabo del rastrillo para que la trajeran llenas. Todo el día cargando tierra.
Quique el sordo.
L: Quique el sordo.
Y eso de que la gente, de que las mujeres venían a lavar aquí…
L: Sí.
… al Castillo.
L: De Tacoronte y de Valle Guerra, y de Tejina.
Benito (?)
L: Venían acá a lavar a Bajamar, que había unas piedras de lavar hechas en… en… de cemento, al lado de donde está hoy el kiosko de… de Leandro. Y allí ven… eran unas llaves que había un estanquito y el agua iba directamente a… a las piedras de lavar. Y allí lavaba la gente. Y después tendían la ropa en los, en los callados, abajo en, debajo de la Arena pa que cogieran sol, pa que se pusieran blancas. De Tacoronte caminando con la cesta ropa a lavarlos a mano. Ah… sí, señor.
Y usted tenía, Lola, quince años.
L: No, cuando eso tenía yo menos… nueve o diez años.
¿Se acuerda cuando el pozo dio luz?¿Dio agua?
L: No… cuando dio agua no me acuerdo yo, porque yo era más p… Me acuerdo de regar con el agua del pozo, pero era poquita. Pero yo creo que el pozo ese dio agua en el año… 55, me creo yo, no estoy segura de la fecha. Porque mi hermana se iba pa Venezuela, que se fue en el 54. Y me acuerdo que segando hierba arriba en la Uraña, la… estaba Doña Eugenia vendiendo la finca en esa época y pedía 6 millones. Y mi hermano Fernando decía “yo me voy pa Venezuela, reúno los 6 millones y le compro la finca a Doña Eugenia” (ríe) Pero después trabajaron el pozo, y dio agua. Y yo creo que Benito puede saber porque él es más viejo que yo. Pero yo creo que más o menos en el 55 o en el 56, creo yo que dio agua, cantidad de agua. Pero la dio antes.
Se cambia mucho con el agua.
L: Hombre, claro… cambió bastante. Porque después ya pusieron el agua… el agua… la pusieron ya en el estanque, ya después pusieron tuberías, ya pusieron los chorros en el pueblo, la gente cargaba el agua, pero ya no tenían que sacarla de la zanja con una cuerda y con un… con un cazo. Que todos no tenían la cuerda y el cazo, que teníamos que esperar a que viniera Fela para que nos prestara la cuerda, porque no había cuerda para sacar el agua (ríe) No, y la gente de Tacoronte no sólo venía a lavar, llevaban el agua en camello y en caballo a Tacoronte para beber, desde Bajamar. Eso lo contaba mamá, yo no, porque eso… cuando eso yo no había nacido.
¿Y estaban segando hierba arriba en Ucaña?
L: Sí, nosotros segamos la hierba en Isora.
Para los animales.
L: Para las vacas. Y después trabajamos en los tomates. Cuando se terminaba la cosecha de tomates, íbamos a segar la hierba con Doña Eugenia Lercaro, pa las vacas.
¿Y por dónde subían, Lola?
L: ¿Eh?
¿Por dónde subían arriba a XXXX?
L: Por el camino que había de Isora. Se cruzaba después, había un… Marcos en paz descanse vendía hierba por trozos y los pencones, los higos picos. Por ejemplo, tenía las orillas de higos picos y la gente venía, compraba un trozo y había uno de La Punta que compraba la… las orillas de higos picos y luego las bajaba a XXX pa venderlos. Iba caminando de XXXX a la Punta de Hidalgo con una cesta de higos picos al hombro pa venderlos, fíjate tú qué bien se vivía antes. Sí, señor.
¿Pero subían y bajaban por el mismo sitio?
L: Sí, claro. (murmura)
XXXX bajaba por El Toscal.
L: No, eso no… Los del Toscal bajaban por otro si… eran de arriba de otro sitio, de Isodo se bajaba por , por el mismo sitio. Por Isodos pa bajo, por el camino pa’bajo. Por el camino que ha existido siempre. ¿No?
Lola, ¿tú te acuerdas de aquello que me decías el otro día del cura de Tejina que vivía en La Punta…?
L: Sí.
¿… que ataba la cuerda a la campana…? ¿Cómo era aquello? / Cuéntalo.
L: Era un… había un cura en la P… en Tejina y resulta que vivía en La Punta Hidalgo y que tenía una novia en Bajamar, en casa… y vivía, la novia vivía en la casa, en la casa que era de Gregoria, que le decían Gregoria la Pintada. Y entonces la gente acechaba, cuando el cura venía caminando, que entraba a casa de Gregoria a dar con la novia y le daba una soga de la puerta y el bajo de la campana (ríe) Cuando el cura abría la puerta, la campana “tlón” (ríe) ¡Y sabían que el cura estaba entrando en casa de Gregoria! (ríe)
Eso era en la Ermita deXXXXX
L: Sí, en la Ermita vieja del Gran Poder.
Porque la iglesia esa de… ¿cómo se llama? ¿De San Juan? Esa usted no la conoció.
L: Sí.
¿Sigue XXXX esa iglesia?
L: Bueno, yo no sé si eso fue iglesia pa’l pueblo todos los domingos, pero sí cuando San Juan, cuando el día de San Juan se hacía fiesta ahí y la gente traía sus cosas y hacían sus fiestas, y tocaban la campana y hacían misa, y hacían la fiesta de San Juan.
Esa ermita de Los Pavares.
L: La Ermita de los Pavares.
Está cerrada ya, claro.
L: Sí, claro. Está cerrada y es una pena porque se va a caer al suelo. Es una pena…
¿Y la infancia en Bajamar, Lola?
L: Maravillosa. La infanc… antes se vivía bien con poco, la gente era feliz. Yo viví feliz. Mis padres nos daban cariño y… yo vivía feliz con lo que tenía.
Y trabajando.
L: Y trabajando. Po como no había otra cosa, tú no aspirabas a más. ¿Me entiendes? Eso es lo que había.
¿Y tú qué trabaste de… de siempre estuviste trabajando? XXX
L: Sí, bueno, yo trabajé cuando… yo empecé a trabajar con catorce o quince años en la… primero empaquetando tomates en la en el XXX de San Morano. Y después se terminaba la zafra los tomantes más o menos en marzo y entonces se empezaba a segar la hierba para las… pa las vacas de la finca de… de Doña Eugenia Lercaro. Y entonces le daba trabajo a la gente ahí… Y uno como era chica y le gustaba darle dinero a la madre para ayudarle, pues venía a segar hierba. Y estaba todo el día segando hierba. Segaba hierba de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde en el mes de mayo, con el sol que raja… que daba miedo, por quince pesetas o… eso es lo que había. Y si dejabas una poquita sin segar, te mandaba Seña XXX otro día por la maña… a segar antes de empezar. Había que trabajar. Sí, señor.
¿Y la mujer, Lola?
L: La mujer, qué.
Las mujeres en Bajamar.
L: Mi madre… mi madre tuvo diez hijos. Y cargaba agua, lavaba la ropa, remendaba, porque antes no… se tenía que remendar la ropa cuando se rompía… no había luz eléctrica y lo hacía con una vela. Imagínate cómo es la cosa. Y plantaba tomates de media en la finca de XXX Tabares. ¿Qué me dices?
Y su marido también ¿o qué?
L: Bueno, mi padre, mi padre trabajó en la tierra cuando estuvo de medianero aquí con… con Doña Eugenia. Pero después él… como él sabía conducir y mi tío Alfonso era rematador de obra. Y ya cuando la guerra se terminó… porque cuando la guerra a mi abuelo le quitaron todo lo… o sea, toda la gente que le debía no le pagó, y como él había comprado material para hacer la tajea esa que le dicen la tajea XXXXX… Y él no podía pagar la deuda porque se había quedado sin trabajo, y la guerra no había trabajo, no había nada… Pues entonces le quitaron la finca que tenía en Geneto. Y mi padre, como no fue a la guerra, se quedó… no fue a la guerra, pues cogió la finca… estaba primero de medianero con, allí en XXX, y luego se vino de medianero con el padre de, con el marido de Doña Eugenia, con Doña Eugenia Lercaro. Y estuvieron aquí de medianeros, y cuando salió de medianero compró él la tierra donde nosotros vivimos allí en XXXXX. Compró la casita aquella y allí se fue. Y después se compró un camionito y ya trabajó de chófer. Llevaba la… le decían los atados de a Santa Cruz y… y ya él trabajaba de chófer, y cuando terminaba pues le ayudaba en las tierras a mi madre y eso. Pero no, se trabajó mucho. Para criar diez hijos, imagínate cómo es la cosa.
Así que por aquí cerca estuvo Franco…
L: Sí, mi madre le hizo el almuerzo. Franco vino a la casa de Auror… de Zamorano.
¿En los Granado?
L: Sí, en la casa de los Granado estuvo. Y mi madre le hizo el almuerzo. Y mi madre siempre hacía el cuento que dice que Seña Aurora tenía un perro que lo llamaban Franco, y Franco se… se sentó por fuera en una piedra y Don José Zamorano dijo “¡Franco!”, dice “¿Qué quiere?”, “No, si no es a ti, es al perro” (ríe) Mi madre le hizo el almuerzo… A Don Jos… A Franco, a Francisco Franco.
Y vino pa’cá… XXXX
L: Pues vino de aquí se fue a La Esperanza, que fue cuando ya estalló la guerra. Fue.. sí, fue antes de estallar la guerra. Que tú sabes que Zamorano era compadre de Franco.
¿Las fiestas, Lola?
L: Las fiestas de Bajamar eran maravillosas. ¡Cuando la juventud nuestra! Porque la gente venía a veranerar a Bajamar y no eran como hoy los veraneantes. La gente era la gente del pueblo que venían a veranear tres meses. Y la gente era como como si hubiera sido gente del pueblo. En la berbena bailaban los veraneantes, la gente del pueblo, todo el mundo era una fiesta. Y se vivía bien. Era diferente la vida, ¿no? No era… no era como hoy.
Había un número en las fiestas que se iban al Arenal a comer, ¿puede ser?
L: Sí, Arenal. Los lunes. Los lunes de la fiesta se hacía el arroz amarillo con lo que sobraba de la gallina de la sopa de la fiesta. Un pan redondo que traíamos del Socorro, los sábados en la fiesta que mi padre compraba el trigo en Geneto. Y después ese pan, se guardaba un pan y se iba al Arenal a merendar. A bañarnos al Arenal. Todo el pueblo.
Ya estaba el pozo del Lomo y Lorenzo el Gobernador allí.
L: Sí, ya estaba el pozo del Lomo y Lorenzo el Gobernador.
Y dónde daba agua ese pozo.
L: A la finca de los González de Vernetta. Llevaba el agua. Bueno, yo no sé si primero la llevó pa Bajamar, pero después la llevaba pa La Punta, pa La Punta de los Vernetta. Y ahora yo no sé si está yendo, pero hasta hace poco estaba yéndolo. Cuando mi sobrino Kiko era cañero iba el agua pa La Punta, pa los Vernetta.
¿Tu sobrino Kiko era cañero?
L: Sí.
Pues entonces tendré que hablar con él.
L: Bueno…
Tendré que hablar con él…
Duración: 13′ 53»
L: XXXXX. Y le dijo “Francisca”. Y un hijo… un tío t… de… un hijo de Doña Eugenia, me parece que fue. En casa de Doña Eugenia le hizo mi madre el almuerzo. A esa gente. Y habían comprado unas viejas pa hacer el almuerzo. Y resulta que no pudieron venir ese día. ¿Y qué hizo mi madre? Escamó las viejas, como no había nevera, escamó las viejas, las frió y cuando ellos vinieron les hicieron un encebollado, les guisaron unas papas. Y cuando se fueron le dijo “Francisca, cuando nosotros vengamos de la guerra le arreglamos su vivienda”. Y cuando llegaron a la guerra lo mataron. (se emociona) Sí señor… Un hijo de Doña Anita Ascanio, de La Laguna. Pa que tú veas.
Ascanio…
L: A un hijo de los Ascanio de La Laguna lo mataron en la guerra. ¿A tu tío no?
Ah, vale. A mi tío también.
L: A tu tío también.
Sí, al jovencito, Edmundo. Sí, con dieciocho años.
L: Sí señor…
Y, espérate, Lola. Y lo de trabajar qué…
L: ¿Eh?
Toda la vida trabajando, pero aquí que…
L: No, después yo me fui a trabajar con Cresencia, que tenía la Telefónica. XXX Seña María. ¿Te acuerdas? María, en Bajamar, Seña María Rodríguez, la mujer del Señor José Rodríguez. Y entonces cuando Cresencia mudó la central pa… pa’llá pa donde está Correos, que se casó con Don Sebastián, eh… Me dijeron que si yo quería ir a trabajar a la… con ellos y yo les dije “no, yo no entiendo de…”. “Bueno, yo te enseño”. Y fui allí y estuve trabajando quince años, hasta que me casé. Ya no trabajé más en la agricultura. Pero después de casada volví a la agricultura otra vez.
Matrimonio XXXX de madre.
L: (ríe) Mal no me ha ido tampoco, ¿no?
Hablamos con Benito hace un momento de las piscinas.
L: Ajá.
¿Te acuerdas de las piscinas?
L: Sí.
El charco del arrollo.
L: ¿Eh?
El charco del arrollo.
L: El arrollo cuando estaba el… el trampolín, ¿se dice? Que se montaba la gente en el trampolín y se botaba al agua. Sí me acuerdo. Y del charco Redondo. ¿Y te acuerdas del frontón que estaba frente a casa de mi tía Leonor? Me acuerdo, claro que me acuerdo. Cuando Seña Juana Sánchez llenaba los charquitos de… de agua y después cogía la sal. Y cuando mataban al cochino se la regalaba a la gente para que salara la carne. Me acuerdo…
XXXXXX el charco redondo. ¿Por allí cogía la sal?
L: Sí, bueno, de Marianes… el Marianes un poquito más allá, en donde le dicen las goteras, por ahí. Ella tenía sus charquitos ahí, llenaba los charquitos de agua y después cogía la sal. Una sal blanquita. Me acuerdo de eso de pequeñita.
Todavía hay sitios, por aquí no, pero por ahí en Lanzarote hay un montón de gente que coge la sal todavía…
L: Que coge la sal, sí. Aquí no porque la gente, porque la gente ya no es como antes. Porque antes tú cogías un charquito, lo llenabas de agua y ese charquito era Seña Juana. Por ejemplo, cogían los chochos cuando los comprábamos los chochos en los… en Los Rodeos, que venían y los guisaban… Que tú sabes que los chochos se guisan y luego se meten en sal. Entonces, tú de repente ibas por ahí y veías el saco de Bartolo, el de María la madre de Ratón, el… Cada uno tenía su saco y nadie tocaba eso, que era de… quien sabía que era el saco chochos. Y tú imagínate hoy en día un saco chochos colgado, qué duraría ahí debajo… (ríe) Por eso es por lo que no hay sal (ríe)
¿Y la Goleta y las cuevas? Porque aquí hay mucha cueva.
L: Ah, la Goleta y las cuevas, eso XXX que vivió en las cuevas. Yo no viví en las cuevas. Sí, hay muchas cuevas. Las cuevas de la Goleta son bonitas. A la Goleta en sí yo me acuerdo cuando tenía diez años, que vivía una gente en la Goleta que le decían… ¿cómo se llamaban, los de la Goleta? ¿Los que estaban antes en la Goleta, antes de tú venir? XXX Anselmo y yo me acuerdo que esa gente traía el agua, porque eso ahí tiene un aljibe, una galería que da agua. Esa Goleta se plantaba todo. Traían membrillos, tomates, papas… eso daba de todo, esa goleta. Ese matrimonio vivía ahí de todo lo que producía esa… en la goleta. Y vivían en las cuevas. Pero no te creas que son cualquier cosa de cuevas. Que son como una casa hecha, tres cuevas.
¿Todavía existe, o todavía…?
L: Claro que existen, lo que pasa que ya no hay quien.. ya no vive nadie ahí en la cueva. ¡El agua está botada! El agua sale de ahí. Y eso quién lo recoge ya…
XXX
L: Que sí hay agua, hombre, que esas cuevas XXX echan agua. Claro que echan agua. Pa qué si eso no las atiende ni plantan nada, no… Eso está todo abandonado. Ya no hay cabras y no hay nada ahí.
¿Y de la Cantera te acuerdas, o…?
L: Sí, de la Cantera me acuerdo. Cuando empezaron la cantera yo no me acuerdo, pero de ir a llevar el almuerzo a la gente que trabajaba en la cantera, sí.
Como muchas mujeres.
L: Bueno, yo, mi hermano yo no me acuerdo de írselo a llevar a la cantera esa, pero en Bajamar había una la… la hermana de Ricardo, Cristina. Ricardo. Y yo veía a Cristina con la comida pa llevársela al hermano, y yo le cogía el cesto y se la llevaba yo, para que ella no subiera a la cantera, porque yo era más joven, era una niña. Y claro, lo que ella tardaba media hora, yo subía en cinco minutos. Y le llevaba el almuerzo a Ricardo a la cantera. Me acuerdo de ver trabajando a Estiquio, Colás…
Ricardo.
L: A Ricardo, mucha gente trabajó en la cantera, pero eso fue antes de nosotros, ya… Pero… Pero bueno, la cantera duró bastante tiempo, trabajando ahí… llevaban bloques para La Laguna y para otros sitios. Y mi tío Alfonso fue creo que el último rematador , el último que trabajó en la cantera. Mi padre bajaba los bloques de la cantera pa la finca de Don Antonio XXXX en Valle Guerra.
¿Cómo bajaba te acuerdas?
L: Con el camión. Hicieron un camino y subía con el camión.
XXXXX
L: ¿De los oros cochinos?
XXXXX
L: Sí… XXXXXXX Bartolo, María la Muchacha, mi tía Leonor, los Chillines… cada uno tenía su cochino XXX. En lo de Zamorano, ahí. Y los tomates… cuánta gente plantó tomates de media ahí con Zamorano… todo el pueblo. Y de eso se vivía, de los tomates, poco más, poco menos. No había otra cosa. Después empezó el turismo y ya la cosa fue diferente.
¿Por qué?
L: Bueno, porque ya había más vida, la gente ya trabajaba en los hoteles, las chicas trabajaban en los hoteles… Ya era otra manera de vivir. Había, pues… más dinero… la vida diferente, ¿no? Tú veías a la gente de repente sentada ahí hablando durante dos o tres horas… Cuando ya las horas se pagaban a cuatro o cinco pesetas nadie se paraba, sino todo el mundo trabajando. Porque ya era dinero. Venían los alemanes, venían… y era otra vida. Otra vida porque había más dinero, pero la vida nuestra realmente, la vida mía fue feliz. Yo viví feliz. Íbamos a la escuela, lo que pasa que, claro… como las madres trabajaban, pues había que ayudarles.
¿Cómo se llamaba la maestra aquella que es tan famosa en Bajamar?
L: Doña Carmela.
Doña Carmela Alfonso Núñez.
L: Sí… (murmura)
No era tan mala como dicen…
L: No, qué va, qué va. A mí me pegó una vez que me tuvo llorando tres horas. Que yo creo que muy buena no era. Y fue por salir a orinar, porque no había baño y le pedí permiso, y me dijo que tenía que hacerlo antes de entrar, y como me eché fuera, me cogió por la puerta y me tuvo dando leña por… toda la mañana (ríe) Y dices tú que no era mala…
La escuela estaba al lado de la Fonda.
L: Sí.
De Domingo.
L: La casa de Donofre, la que botaron allí.
¿De quién era esa Fonda?
L: De quién… de los Tor… La última vez… el último dueño que tuvo fue los Torales. Juan Torales.
Esa fonda estaba encima del Bar del Cheri.
L: No, el bar del Cheri era la fonda.
Y después lo cogió Domingo, con los años.
L: Y después, no, después de Domin, después de Domingo se lo compró a una hija de Don Juan Torales, se llamaba, n¿no? Sí.
¿Al pintor?
L: No, al pintor no. La que vive ahora en casa de la iglesia es la hija más pequeña de ese señor. El pintor era otro Torales, familia, pero otros Torales.
Que eran asiduos de Bajamar.
L: Sí, venían mucho, pero nosotros le teníamos miedo.
¿Por qué?
L: Bah, porque les teníamos miedo.
Lola con miedo no la conozco yo.
L: Te cuento una anécdota de Torales, ¿no? Tú conociste a Teresa y a Manola, las… la hermana de Leandro. Entonces ellas estaban un día bañándose en Marianes y Torales fue, y no sé qué fue lo que le dijo, algo le dijo. Entonces ellas se vinieron para casa, ¿no? Y Torales se iba todos los días a La Laguna y venía. Y tú te acuerdas dónde estaba la venta de María Lola, que ellos bajaban por el callejoncito aquel pa’bajo pa la casa donde Leandro hoy tiene aquello allí. Entonces Torales se baja de la guagua y Manola lo ve, que venía caminando, ¿no? Y entonces dice “¡Papá!”. “¿Qué quieres, muchacha?”. “Mira, ese que está ahí, que viene por ahí pa’bajo es Torales. Ese fue el que nos hizo lo que yo te dije en Marianes”. Entonces qué hace Fernando, sale a la carretera y le dice: “mire, señor, ¿usted es Juan Torales?”. Dice, “sí”. “Ah, ¿y usted no me conoce a mí?”. Y dice, “no, no, yo no lo conozco”. Levanta la mano, le pega una trompada, sale corriendo y dice: “¡no, no se vaya, que esa es la de Teresa, pero le falta la de Manola!” (ríe) Ese era Juan Torales. Yo le tenía miedo. Pero yo no sé, a mí no me hizo nunca daño, ¿no? Pero como a uno le da cosa, pues le tenía miedo a Juan Torales. Pero sí es verdad que era pintor.
Pero las mujeres, Lola, seguro que trabajaban más que los hombres y cobraban menos.
L: Más que los hombres… La mujer siempre ha trabajado más que el hombre. Qué quieres que te diga yo. Peo la mujer de antes trabajaba mucho, y trabajos muy pesados. Porque al no haber agua en la casa, al no haber luz eléctrica, no había lavadora, habían muchos hijos, no habían los pañales que hay hoy… Todo eso había que te… la mujer era ama de casa, madre y trabajadora. ¿Eh? No había luz, no había gas butano, ¿eh? Había una… primero era la leña, y luego vinieron las cocinillas de petróleo. Que de repente estabas haciendo la comida y se tupía la cocinilla, y tenías que coger la cocinilla y corriendo a Ca Lorenzo. Se pasaba mucho porque no había lo que hay hoy.
Y en la agricultura también trabajaban.
L: En la agricultura también trabajaban, claro. Con animales, porque en las casas antes también habían animales, habían vacas, tenían sus cabras, tenían sus gallinas… La mujer era la jefa de todo, la que tenía que estar pendiente de los hijos, del marido, de todo…
¿Y la leña, Lola?
L: La leña se juntaba ahí en todos esos montes. Corriendo delante del guardia.
Porque no les dejaban coger leña…
L: No dejaban coger leña, no dejaban coger leña.
Aquí, en Solís, en las Crucitas…
L: Bueno, nosotros la íbamos arriba, a lo de… a lo que le decían el… la finca del Catalán, ahí donde están los pinos plantados, hay sogues. Por todo eso de Don Juan… eh… que era de Doña Eugenia, que a veces lo cogías, a veces te quitaban la manada, a veces te echabas a correr y dejabas la leña atrás… (ríe) Según cuadrara.
Eso ya se acabó.
L: Ya se acabó. Ahora hay leña no hay quien cocine… (ríe)
Duración: 10»
L: (ríe) Ay, Dios…
Bueno.
L: Ya está. Qué más.
Duración: 16»
El sonido me da que es bueno.
FINAL
Benito Alonso Sánchez, 75 años.
Duración: 6′ 49».
Nada, era… pregutarte Benito por lo de cuándo empezaste ahí con el pozo, con las fincas.
B: Hombre, las fincas tenía yo… dieciséis años, en el 55 fue. Que ya ha llovido después de eso, ¿no? (ríe) Eh… yo vine ahí… trabajaba con los… allá en el barranco, estaban sorribando aquello, estaba sorribando Alfonso de la Rosa. Y yo… mi hermano fue el que ‘taba ahí, trabajando ahí en la finca fue el que me trajo pa’cá y empecé ahí a… a regar, me acuerdo que fue porque… ya murió Sinforiano y estaba regando y se iba pal cuartel, y entonces yo vine por él, por Sinforiano a regar. Y entonces me… me acuerdo que estuve regando detrás del salón cuando llegó Don Juan Carballo ay mi madre, el susto que yo alcancé, pero claro… un chiquillo (ríe) se enfoca con una persona de esas que uno no conocía nunca, ¿no?… Pero bueno… y eso, hasta que después quitaron, seguí trabajando en la finca, claro, después quitaron la… la… la caña dulce, el vino… Celso de encargado, uno de Tejina […] Ya se sembró tomates abajo en La Palmita y… cebolla debajo El Cercado. Así sí un montón de cebolla… Millo. Eh, sí, me acuerdo que millo se cogía una sierra de… de millo. Y vino una máquina de esas de… de metiendo la piñita y venga… días y días… no di yo manivela ni dios… Y el padre de Don Juan Carballo que… vino de… estaba aquí en La Pal[mita?] Y era el que ponía la piñita y venga, venga, venga… días y días. Se molió todo el millo, total que después lo dejaron allí se echó a perder, pero gracias al ganao que tenían. Se molió, se llevaba pa Tejina… a moler al molino de Raúl que todavía existe. Y después lo traían ya en rolón pa abajo pa echarle al ganao.
¿Y el agua, Benito? ¿El agua esa de dónde venía?
B: El agua cuando eso no había… el pozo no funcionaba, no no daba agua, estaba hecho, ¿eh? Pero no no no tenía agua ninguna. L’agua venía de Araca, de… de… del río.
¿Del río?
B: Del río le decían, yo no sé ni dónde es el río. Pero… venía por el canal de Araca que le dicen todavía. Y… claro, lo mismo aquí, por aquí se llegaba bajar agua, aquí se sembraba, también la suerte esta porque… l’agua parte de una arquilla de allá arriba y ya no existe… el canal por ahí pa’bajo un surco que había porque eso no era sino un surco, tajea no había. Que aquí pa’bajo sí había tajea, de… del camino pa’bajo. Y… lo mismo, lo que pasa que había que… llegaba el agua a las diez de la mañana hasta las diez de la noche. Doce horas. Sí, igual que ahora… ahora es de siete a siete o de ocho a ocho, antes era de diez a diez… Y al que le tocaba regar pues tenía que empezar a regar a, a esa hora y hasta las… O yo, yo llegué a estar regando aquí, después cerraba arriba y la abría allá en la charca. Se metían en las charcas que había allá una tajea por ahí pa’bajo por la linde pa’bajo hasta la charca, de la otra arquilla que está por acá de la cantera. Y esa era el agua que… que se usaba en las charcas, en las dos charcas aquellas. La de arriba era un seto, aquello se salía todo. La de abajo no, la de abajo sí te aguantaba el agua bien. Y eso pues… ya digo, se sembró, y después papas, ya se sembraron papas, bastantes. De hecho… una vez fuimos a… se almacenaron arriba en… en La Laguna. La Casa Lercaro, que tú sabes ya… me imagino que sabrás…
¿Se almacenaba porque había más fresco arriba?
B: Sí, debe ser por eso. Allí se llevó y mi hermano y yo fuimos un día, dos días a recogerlas después de cogerlas. Las venderían, porque yo después de eso no se entera uno sino al llevarlas sí, las llevábamos y era Celso estaba de encargado cuando eso, se cogieron bastante cantidad de papas y se llevaron allí. Y… ahí, y después ya se empezó a sembrar plataneras, ya cuando eso ya empecé yo a sembrar plataneras.
¿Y qué año sería?
B: Pues… cuando Celso, antes yo de ir al cuartel… cincuenta y algo (tose). Cincuenta y… y… cincuenta y seis… o cincuenta y ocho… No, cincuenta y seis no, cincuenta y ocho, sí. Sí, porque después cuando ya vino mi hermano del cuartel ya, ya se empezó él a plantar plataneras también, ya… me fui yo al cuartel… Y cuando ya vine del cuartel, que ya había una buena poca sembrada… fue cuando Don Juan dijo “no, uno de los dos se tiene que quedar. O tú o tu hermano”. Mi hermano como es más viejo y llegó y dice “mira, tú te quedas y cuando… busques otra cosa te vas”, y hasta la fecha.
(ríe) ¿Y antes de las plataneras, Benito?
B: Antes de las plataneras nada, cuatro cosas ahí vacías, las papas, cebollas, na más.
(XXXXXX)
B: Ah, después el algodón. Pero el algodón nunca lo sembró la finca, lo digo de media. Se lo digo de media. Aquí esta finca también la sembraron los… los… les decían Los Ramales de Tejina… eh, los Hernández. Ya murieron, Don Manuel y Pedrito. Estos sembraron esta finca esta completa de algodón.
¿A medias?
B: No… yo creo que aquí era arrendada, la finca. Allá sí nos la dieron a nosotros de media… a mí… yo tenía una huerta abajo en el pozo. Después aquí también, aquí… cuando ya vine del cuartel aquí había algodón y… y cogimos un poquito, que lo tenía mi hermano y lo cogimos aquí también un poco, en la huerta de arriba, la última de arriba. Y Félix Suárez también tenía un poco, es decir, que… el poco que se sembró detrás del salon se engrelló. Ah, y después sembraba las papas dentro. Aprovechaba las dos cosas: el agua cuando sembraba las papas, las sachaba, tapaba las papas y al algodón, es decir, que estaba podado y ya estaba con una alturita así. Y ya pues… seguía regando, un par de riegos más y a coger algodones en pleno julio, agosto, que era la época de coger alg[odón]. Eso sí es malo (ríe). Eso sí, oh… No, mi madre me ayudaba mucho… se… venía a coger el algodón, que le gustaba mucho recoger algodón. Le gustaba porque se entretenía, pero no… era una cosa que no era muy… muy rentable, porque… eso es pa coger..
Paramos un momento.
Duración: 13′ 53»
Caña de azúcar, ¿cómo se dice? ¿Caña dulce?
B: Aquí le decimos caña dulce, será… claro, caña de azúcar, pero caña dulce.
Caña de dulce se ha dicho aquí siempre, ¿no?
B: Caña dulce.
Ah, pues eso también podemos… / Ya está grabando. / ¿Ya está grabando? Ah, pues entonces, ¿y caña dulce no plantaste nunca?
B: No, ya estaba sembrada cuando… regalas y después… se cogió poco… estaba, ya digo, detrás del salón donde más había y en la Gavia. La Gavia… era la parte alta y hubo un montón de años y eso no… los canutillos eran chiquititos… que tú sabes, si les echas agua los canutos de nudo a nudo son grandes, pero aquellos eran chiquititos, si no les echaban agua ninguna, sino poca. Pero las arracaron, aquello se… se abandonó y después la de detrás del salón cuando la cortaron después se aró y después allí es donde se sembró eso, cebollas, papas… Y después se sembró allí algodón y hasta que se sembró la platanera también. Las plataneras sí se… se… bueno después, después en los años sesenta y algo es cuando más se sembró todo. Se sembró… La Gavia hubo plata… sembramos plataneras, después lo que llamaban allí los brevines que después debajo… lo tiene Antoñito, la última de abajo, por allá, por el invernadero aquel por debajo del salón. Todo aquello… todo de plataneras. Después en La Palmita aquí abajo, el Llano y hasta tres vueltas de platanera. Y todo cercado. Todo eso, eso sí lo sembramos nosotros, con Celso y después yo, después que se fue Celso me quedé yo de encargado, pues mi hermano ya se había ido. Y entonces pues sembramos eso. Duraba poco, pero plataneras sin, sin sorribar la tierra, sin meterle drenaje debajo, eso no da. Se encharca el agua debajo y la raíz se pudre. Ya hoy no… con más, con más… con más productos que antes no, porque antes uno de los buenos que vinieron aquí fue el “Nemapac” que ahora se ha quedado Nematán o Novacun, para los nematos. Primero vino de… vinieron incluso ingenieros de Israel a proponerle a Agrican el Nemacu… el Nemapah, le decían Nemapah. Venían bidones grandes, coño, bidones de 200 litros. Y mucha gente lo compraba porque, se notaba, lo echabas… hacíamos nosotros las pruebas, hacíamos pruebas, le echabas a una calle sí y a otra no, y claro, se notaba. Salía la diferencia, pero le mata los nematodos a cualquier planta. Para esto mismo… los cultivos ordinarios pues sí. Estos mismos, los mismos pimientos seguro que hay que desinfectar pa los nematos porque esos crían que fatigan. Y el tomate más.
¿Se servían del agua de Araca, me dijiste?
B: ¿Eh?
¿Por aquí se servían del agua de Araca?
B: No, ya no viene… hace años que no… Eso no existe, ya. No. No. No sé hasta dónde llegará, pero aquí no llega. A Valle Guerra creo que llegaba la última vez, o a Tejina. Pero es porque los que están con las aguas, empezaron los pozos a funcionar, no…
Eso, ¿cuando empezó la platanera ya estaba el pozo? ¿Funcionando?
B: Eh… sí, bueno. Había plataneras antes de… Lo que está allí eso arriba el salón, lo que.. aquella sí estaba antes del pozo. Que fue la primera que se sembró. Aquella que… cuando yo entré ya estaba aquello de plataneras. Pero… ya después sí, ya el pozo empezó a elevar, a… Primero se empezó a elevar a la mitad del cercado, allí, hasta allí llegó una tubería primero. Eh… mitad del cercado por debajo del Morán, un poquito más abajo del Morán, allí llegó la… Elevaban allí como treinta pipas de agua, mientras el pozo lo iban perforando pal fondo. Ya después cuando ya dio más agua la subieron hasta arriba, hasta donde yo dije que había una arquilla vieja… hasta allí llegaba el agua. Pues de allí, pues ya sí se regó, de allí pa’bajo ya se regaba toda la finca. Ya después cuando…
¿Que será, el 70?
B: Allí ya estaba yo en el cuartel cuando pusieron la tubería allí. No me acuerdo la cantidad de agua que sería… 100, no sé si llegaría a ciento y pico pipas. Lo que sé es que después ya… y que no tenía motor sino una bomba. La bomba… que bueno, yo creo que todavía está en el pozo, una bombita grande, eléctrica…
¿En el fondo? No…
B: Sí, la metían abajo, me parece. Esa es con la que elevaban, hasta que después ya cuando se hizo ya, se alumbró un poco más agua, que ya se puso la tubería hasta arriba, hasta donde está hoy, fue cuando montaron los motores. El motor, primero el motor.
¿Lister?
B: Lister. Se lo… se lo montó Gallo, del Puerto de la Cruz. Bueno, el padre era catalán. Vivían en El Puerto de la Cruz.
¿Cuántos años estuvieron allí con lo del pozo?
B: Con el po… ¿Con el Lister ese?
No, no con Lister, haciendo el pozo.
B: Pues estuvieron unos cuantos años porque ahí no trabajaba, como digo yo… cuando había… Don Juan cuando tenía algo de dinero lo empleaba en el pozo. Y después los peones, ya murieron los cuatro que trabajaban en el pozo, que eran Fío, eran Mateo, Francisco (los dos Franciscos) y un tal Domingo. Murieron los cuatro. Eh… los pasaban veces para la finca a trabajar, alguno, y después volvían otra vez en el verano a trabajar un poco en el… abajo. Hasta que sacaron el agua ya, ya después dejaron de…
¿Qué se pasaron, veinte años por lo menos?
B: ¿Eh?
¿Veinte años? No… menos
B: No, trabajando veinte años no… Para que después se hicieron unas galerías ahí… que era… decían que era ceniza volcánica. Oh, lo hacían con una azada… y hubo que archetarlas todas, con madera. Unas tablas, unas vigas, así de pie, de pun… todo. Y después un día, pues eso… el pozo daba doscientas pipas de agua. Y ahora está en ciento sesenta. Doscientas, y doscientas cincuenta se llegaron a elevar para La Punta. O arriba a la Cantera, cuando estaba Luis Lima, que en paz descanse, ya… ya se llegaron a elevar doscientas pipas. Y ya cuando empezó pa’trás, pa’trás un poco, ya te digo… quedó ahora en ciento sesenta. Pero aquello también está, me imagino, cuando yo la última vez que bajé abajo, yo iba con un muchacho que se llemaba Manolo ___, que ya murió el pobre, no volvimos. No pudimos pasar pa llegar al frente de la galería. Se derrumbó todo aquello, de golpe… de aquí pa’dentro no hay quien pase, y no pasamos. Y el agua llegaba del frente y del fondo. Todavía fíjate que aquello está… bueno, no sé el nivel del mar y de la… sé que tiene cincuenta y pico metros de… el pozo, el pozo. Pero cuando eso yo bajaba con Luis Lima, cuando estaban trabajando… trabajaban por gusto. Pero Luis bajaba también para medir los metros que hacían los que estaban trabajando abajo, ¿no? Pa pagarles luego. Y yo bajaba con él. Y siempre había un taladro grande, así, y empezábamos (hace como si picara el suelo) pal fondo, y se nos escapó de las manos. Y no dimos más con él. Empezó a brotar agua pa’rriba, pero agua y arena finita, una arena finita, finita, negra y aquello, buah… Y después en todos los sitiios íbamos haciendo agujeros, pero era la misma agua, claro. Eso una bolsa de agua que había allí debajo. El agua también venía del frente, pero de allí empezó a salir de… Te digo, se nos fue el taladro pa’bajo que no dimos con él más. Ni nos tropezamos.
¿Desapareció ahí en el fondo?
B: Sí. Y digo “ay mi madre, que esto se hunde pa’bajo y vamos nosotras atrás de él” (ríe). Y después ya digo, después se dejó, ahí trajeron un muchacho de, que estaba en Tejina, se dedicaba a la máquina esa, a meter la perforadora, que es lo ideal, ¿no? Que la metes y sacas… Se ve que como el terreno era muy… muy blando, se le fue… no, no cogió recto y se le fue así. Y cuando intentó volver a sacarlo pa’trás… desenroscó los dos primeros tramos, porque eso iban enroscando y metiendo, enroscando y metiendo, ¿no? Como son las barrenas esas. Se le vino y no pudo sacarla. Y allí se le quedaron. Y no se volvió a trabajar más en el pozo.
¿Y estaba Rosendo ahí en el pozo?
B: Mm… sí, Rosendo ya estaba. Primero estaba el ___ y luego ya cuando ya se empezó a vender el agua ya hubo que tal… pusieron tres, habían tres, y después ya se quedó Rosendo y Luis. Y después mira, cuando Luis ya se jubiló ya se quedó Rosendo solo. Hasta que se jubiló también. Pero de entrada eran tres porque eran las veinticuatro horas. Aquello no se paraba.
¿Se elevaba las veinticuatro horas?
B: (asentimiento) Se consumía. Había… la gente llevaba toda el agua para La Punta, casi toda.
Pa riego
B: Pa riego. Pa riego y abasto. Abasto, abasto ahora le ponen abasto, no sé… Pero abasto no sé si le están poniendo ahora, yo no estoy seguro de lo que es, pero ¿serán treinta mil pipas al mes? Y antes eran unas ochenta mil. Las ponían del pozo ese solo… después ya lo repartieron con los pozos de Tabares… Tabares le pone menos que aquí. Pero ahora con el de La Punta, también le suministra el de La Punta y ya está. Pero yo me acuerdo que eran… ah, todos los días tenía abasto de agua y eran cantidad. Y la finca de Don Atolio Fuentes, eso llevaba agua todos… y luego tenían los pases, que los pases eran del canal, tenían… tenían quince pases. Don Anatolio. Quince o dieciséis. Y la finca esta son los más pases que tenía, del canal de largo, porque para pasar agua tienen que tener el pase, si no no pasa. Ahora están pasando, pero cobran. Pero los que pagan , por lo visto son los de aquí, el que sirve el agua, porque… Aunque la finca tiene, porque veinte y pico pases ahora, pero claro…
Y el agua de abasto de Bajamar, ¿se tomaba de allí también?
B: Después que está el pozo, sí. Y sigue siendo.
Y se puso agua a las casas.
B: ¿Eh?
Y se puso agua a las casas.
B: No, las casas cuando eso ya tenían agua. Pero el agua cuando eso pa… antes de poner el pozo venía de Araca. El agua de Araca pal pueblo. El estanque que está sobre… el… de Don Rafael, allá… el abasto… Había uno chiquitito de seiscientas pipas, y luego lo agrandaron el otro grande al lado. Pero el pequeño, el primero era de seiscientas pipas.
¿Y el pozo de abajo, el que está en el kiosko… ?
B: ¿Cuál?
El kiosko de abajo, el que estaba… el kiosko de… ¿donde está el kiosko ahora?
B: Aah, eso era de Don Lorenzo Fusen, Fusen. El pozo el Castillo. Eso… yo no me acuerdo. Sí me acuerdo de verlo elevar, sí. Que el padre Vito, en paz descanse, que era maquinista, Juan el Rubio.
¿El padre de Doña Nieves?
B: No, un tío.
El padre Vito, el tío
B: De ella no queda sino Olivia, la mujer de mi primo Lero. Es la única que queda de ella. Murió Fidela, murió Vito, Vito XXXX, Braulio… todos murieron. Ese Braulio era más de la edad mía, más chico, murió joven, de chiquitito de la XXXX esa, carajo.
¿Ninguna foto, Benito, de mujeres con barreños de agua?
B: Del Castillo, había que sacarla, había… porque cuando aquello le… por los visto aquello allí había com o un aljibe y un estanquito chico con sus tres llaves. Y allí por lo visto, el agua esa se iba pa La Punta. Se iba por la barranquera una tubería negra por allí. Por lo de Tabares pa’rriba se ve como… todavía, hace poco, bueno, hace poco no, hace años ya, se veía todavía dónde estaba la… dónde subía la… la tubería por allí. Y esa agua iba para La Punta, para Don Lorenzo XXXXX.
¿Por el lomo?
B: (niega) Eso iba pa la barranquera pa’llá.
A la barranquera
B: Y entonces yo creo que es que le obligaban o le decían que tenía que llenar el estanquito aquel. Y íbamos allí y ya en las llaves… y se cogía agua. Pero cuando no estaba el estanque, ya no estaban elevando, entonces a la zanja. Habían unas zanjas allí que había agua, era agua del pozo. Estaba la máquina del pozo, y por aquí habían unas zangas, unos hoyos, un pozo con un brocal arriba, bien hecho, de cemento, y por acá hay otro. Y debajo… debajo de la baranda. Allí donde está la baranda… como le llamamos allí, la muralla, la baranda, allí están debajo los dos.
¿Eso qué era, el cincuenta y pico?
B: Y… en el cincuenta y… Sí. Más o menos. Sí, esa época, sería, porque…
¿Y no había agua corriente? Tenían que…
B: No, no había, porque yo cargué más agua también que… Aunque el que más que cargaba, un tanque, XXXXXXXXXXXXXXXXX, era Pepe el Carpintero. Ese estaba todo el día cargando agua, pero para llevársela a las… porque él no podía o le pagarían algo también por llevarla. Los tirilines esos
Duración: 7′ 13»
B: Atravesado aquí, y dos ganchos con dos bidones de agua… Con lo que podía.
¿Los quililingues? ¿Quililingues?
B: Le decíamos “tirilines”… Y entonces pues… Se… Cuando llegue allí “coño”… para surtir agua y se sacaba con una… con un cubo y una soga… XXXX Llenabas el XXXX. Con eso se sacaba el agua de la zanja. Y después por detrás… Por detrás de… habían unos lavaderos. Habían… Pues no habían, sé que eran en tres… como tres escalones. Yo creo que serían unas… unas doces lo menos, doce piedras de lavar. Hechas todas de cemento por ahí, a donde iban a lavar todas las… Y había de con… un abrevadero grande, una “estanquilla” grande… Como si fueran muros, y bueno ya eso era pa’ el ganado. Para el agua del ganado. Le voy a decir a los viejos, mis padres sobretodo también, me han venido una vez que han venido una vez que venían de Valle Guerra a buscar el agua, carretas… al castillo… pa’ beber, pa’ llevar. No, es que antes no habían aguas como hoy, en los pozos y eso… Las galerías de aquí no funcionaron ninguna. Aquí en Bajamar hay unas cuantas galerías, yo creo que ninguna funciona. En “Poli” hay uno. Yo creo que la única que no tiene es la finca esta, la finca catalana habían dos, allí por donde vive Ernesto de la Rosa en el barranco había otro… Unas tres o cuatro galerías y ninguna tenía nada. La del catalán pasamos por donde estaba dentro de un barranco… y le tiramos… estaba enterradas con bloques y le tiramos una piedra y sí que caía en agua pero no servia sino “minaciones”, “minaciones” eso “escurradas” de los riscos, pero no… Agua no, no “habieron” para regar y eso no XXXX. En Isogue, también hay otra galería y el agua de Isogue siempre fue de una fuente chiquitita que había allí. Llenaba los estanques aquellos arriba cuando… Cuando Marco y Manuel. Marco era el más, el primero que yo conocí arriba. Ese era el mejor que tenia aquella, después ya lo cogió Manuel también, pero después ya… Como todo, se va abandonando, se va dejando
Mire Benito ¿Y el pozo de arriba del barranco del “Flander”?
B: El “Flander” es en la punta.
Eh, ¿Cómo se llama? El barranco Vargas.
B: Ah, ese el de…
¿Cómo dices que se llamaba ese pozo?
B: Eh… Pues no se el nombre de… “Coño”, tenía el nombre ahora y no me acuerdo de… No sé si era… Pues no sé, la verdad es que sí pasa la tubería pasa por aquí encima. XXXXXXXX como le dicen.
Oye ¿Lo de la cantera…?
B: La cantera yo poca cosa sé de la cantera porque…
¿Eso es del 50 por ahí también?
B: No, la cantera empezó antes. Ah sí… Digo yo, me imagino que antes, que yo me acuerdo de chiquitito ya habían… ya estaba la cantera. Y yo cuando ya, digo yo vine en el 55, y ya estaba la cantera… Ya tenían… Ya habían sacado dos calles pa’ rato… No se si eso… Para sacar los bloques pa’ los “soscos” y pa’ fabricar. No había cemento, no había… No fue así que quieras hacerlo hoy de cemento. Y Libian, porque aquello era… Eran pesados, lo que eso… En cambio lo de Güimar “coño” los blancos esos eran libianitos que daba gusto (ríe). XXXX pero Jesús. Habían, habían… Ya vez que el puente se hizo arriba en la cantera… Que pasaban los camiones por allí cargados… Bue’ camiones, “camionsillos” chicos son XXXXX los camiones como los de hoy claro que no pasan por allí. “Hipercargados” y había uno que cerraba los ojos… “Enfoscado” (ríe) XXXXXX.
Sí porque el puente es estrechita.
B: Estrecho XXXX peligro no es para el “anchete” está bien pero también tiene un… Más de un metro de espesor de toca y después el “anchete” bien por debajo, un “anchete” de… Hecho de “brosque” bien. Bueno… Pero bueno, nunca se sabe (ríe). Ya digo, y después ya cuando se eso ya se abandono la cantera pues… Tu sabes lo que ha pasado pues… Pues se le “bampo” se empezó a rebajar pa’ sacar piedra pa’… No dio resultado. Sé se vendió alguna previamente en el Tuno para unas paredes que se hicieron por allí en el Tuno, sí se le vendió piedra de ahí. Sacando no bloques sino… Trozos… Pa’… Sacando piedras pa’ vender pa’ hacer paredes.
¿Hasta cuánto estuvo sacando bloques?
B: Bloques… No sé, no me acuerdo tampoco, no… Ya… Pues… El último me parece que fue Juan Gutiérrez. La rendo, estuvo sacando XXXX que no se cómo sería el trato ese, eso si ya no me acuerdo cómo era los tratos que hacían pero… Ya después ya digo empezó a… Hasta que empezó la fiebre del cemento de los bloques de cemento se… se dejó. Era un trabajo también amigo hecho… Eso era más… Eso que no sabe de escolar. Ricardo, y XXXX que en paz descanse como siempre eso sí… Bueno y todos los “caunqueros” que habían arriba, eso… Con las hachuelas esas labrando bloques eh. Agustín era una fiera pa’ eso. Con la hachuela repartidor y… Y “parrosaco” eso también… eso que… una altura de esta, lo menos o más los cabos de los picos eran… XXXXXXXXX para hacer aquel… En un anchito así. Y venga y venga, y ta ta y tan tan, y en redondo tenia que ser en redondo. Lo que llamaba uno una piedra. Después le metían… Que había al frente… Una altura un metro casi siempre me parece que era un metro, metro y pico, uno veinte no me acuerdo bien tampoco… Ellos si sabrán. Porque metía por debajo unas cuñas, ponían… Unas planchas de… Eso que usan los camiones. Muelles, plancha de muelle de esas de acero. Pues le metían la cuña entre las dos planchas, ponen dos planchas y por la cuña del arcén. Y venga… Pum, ponía los tres. Dum, pa’lla pa’ca pa’lla… Hasta que la piedra… Pum, despegaba del suelo. Y no quedaba ni una piedra, piedra quedaba a lo mejor… 500 bloques o más, no te creas tu que es una piedrita (ríe), eso era… Eso era trabajo de ellos que… Todo hecho a mano. Pero bueno… XXXXXXXXXXXXXXX con lo fácil que es llegas ahí con… Con una maquinaria y… Y romper bloques. Lo que no se podía hacer antes.
Duración: 13′ 53»
¿Nos podría explicar lo de los tirilines otra vez?
B: (ríe) Los tirilines eran, pues eso. Un palo con dos ganchos bien, y enganchaba los… los dos bidones de agua, dos cubos grandes… en fin. Un gancho, le decíamos un gancho, pero con los tirilines, los tirilines esos, pues no sé… un nombre que le dieron, tirilines, por decir algo, sería, porque… No sé el significado tampoco de los tirilines… eso. Pues los… los ganchos.
Y eso lo… lo cargaban las mujeres. / ¿Cómo era?
B: No, las mujeres… a la cabeza y un ruedo.
Ah, las mujeres a la cabeza.
B: Hombre, claro. Las mujeres llevaban, coño, un bidón de agua a la cabeza. El ruedo, en fin, el sombrero. Con el bidón ahí y no se les derramaba ni una gota. Y las ves caminando que da gusto… Pero claro, todo eso se ha perdido. Eso las ves, pero caminando como normales, y hablando una con otra, y el bidón quietito en la cabeza, ¿no? Y eso que con los, con los ganchos, los tirilines, los tirilines esos, los ganchos.
Porque los hombres nunca usaron eso de la cabeza.
B: No… Digo yo no… no había nadie. Pero los ganchos, sí. Los ganchos yo también cargué bastantes. Bueno… (ríe) Y bastante que… y esta vez me dio el padre Colacho, me dio una quinta... Era buena... conmigo era bueno (ríe) Pero ando allá en el barranco con él, antes de venirme acá a la finca, estaba con ellos allá. Y… y resulta que estaban poniendo bloques y había un bidón de agua, a mediados. Y… pa amasar la mezcla (murmura). Y cuando terminamos despedimos, empiezo yo y el muchacho de La Punta, que está… a ver quién tenía de los dos más fuerza. El bidón (hace como que empuja el bidón). “Chas, mira, yo lo empujo más”, “yo lo empujo más”. Lo empujé y se me va. Cuando el agua cogió… ah, salí hasta yo detrás del bidón. Ay, madre. Se entera Maestro Vicente… Al otro día cuando llega, dice: “Benito, ese bidón estaba lleno de agua, así que esta tarde… Mañana por la mañana quiero verlo lleno, después que termines”. Pues nada, cogí los ganchos esos y el primer viaje lo di de abajo del Castillo, claramente. Por allí pa’rriba está… llegué hasta la mitad de lo que Calero tenía allí, aquella toda finca pa limpiar. Allí eché el primero y después digo “ah, el de la charca El Catana me queda más cerca”. Y allí lo terminé de llenar… de llenar no, a la altura más o menos que lo embolqué. Ños, me la pegó. Al otro día por la mañana, cuando llego, me dice: “Benito, el bidón hay que mudarlo, vacía el agua y lo pones arriba y vas arriba a la charca y… y lo… y lo llenas otra vez”. Pero ya no era… ya no era ya al hombro, sino abrir la charca de la de ellos de XXXX. Y… y… así me la pegó, coñe (ríe). (murmura) Y era bueno, conmigo era buenísimo.
¿Ese es el Padre Colacho?
B: Sí. Me tenía de peón allí, per… iba a poner, como el encargado era él, ¿no? De la… con Alfonso la Rosa, allí. Cuando aquello se sorribó todo a mano, aquella finca era un barranco y se hizo una huerta ahí, más bonita… que echó XXXX… la tierra que echaron ahora ahí. Y en… Cuando iba a poner dos o tres bloques, o a hacer unos escalones me llamaba a mí: “Benito ven a hacerme en un cubo mezclas, que vamos a poner esto allí”. Con el cubo mezcla, eso estaba allí todo el día. Claro, él estaba encargado y decía “espera un momento ahí, que voy a…”, a mirar a los que estaban trabajando. Habíamos allí más de treinta hombres trabajando, y mujeres. Cargando tierra, y picando y sorribando. Y yo sentado allí hasta que él viniera… Oh, no… Él me tenía… conmigo estaba bien. Pero esa sí me la pegó.
Eso fue en el barranco San Juan...
B: Sí, allí, por el…
… El Castillo.
B: Por El Castillo pa’rriba.
¿Ya estaban las piscinas, Benito?
B: ¿Eh?
¿Ya estaban las piscinas?
B: Eh… la, la, la primera. Charco Arroyo. Aquello no se llamaba piscina, sino el Charco Arroyo. Dicen que lo hizo un tal Arroyo, por eso le decían el Charco Arroyo. Y el tabogán , el trampolín aquel que había. ¿Te acuerdas de eso? ¿Tú llegaste a ver eso? Allí… allí descansábamos cada día, pues subías seco… y después te… te mojaban, te tiraban agua de bajo y ya… y ya resbalabas y casi siempre acababas abajo. Si no te tirabas por una borda como hacía yo, bajabas ya directamente y te mojabas abajo. Qué ruines era… El trampolín.
Venía poca gente todavía de La Laguna, ¿no? No venía mucha gente.
B: Sí, ya cuando eso ya no se venía… Buah, qué va, venían alguna guagua de excursión, y se venía ahí, pero… y los veraneantes que habían en Bajamar: los Godín, los Fermín, los…
¿Los Naranjo?
B: Los Naranjo también… los… los Fornier; el padre de… de este que es de… Fornier, que es de la pista, ¿no? ¿Cómo se llamaba…? ¿Heraclio? No, Heraclio es el padre. Bueno, tenía un fotinguillo, un coche de esos chiquitillos, eso parecía una caja fósforos. Óscar, que es hijo todavía de Angelillo. Estábamos allí al final de la rambla… ¿tú te acuerdas de la rambla? Él bajaba por la rambla y ya después tiraba pa la costa. Salíamos corriendo… XXXXXXX. Se bajaba del coche y nos mataba. Ay mi madre… (ríe)
Y Benito, ¿antes dijiste lo de… que las mujeres ahí trabajando también en la sorriba?
B: Sí… cargando tierra igual. Y… hombre… y yo tenía… tengo ahí un callo. Tenía… Año y medio estuve yo na más. Aquello se hizo todo a mano. Y… y la tierra, cargando tierra en furgonillos que tenía Alfonso; Francisco, el hermano, Francisco de la Ro… el padre de Ernesto. Estaba de chófer con él. Eso cargaba… eh… cuando… teníamos las cestas llenas: cuando él daba un viaje, ya cuando llegaba teníamos la cesta llena. La vaciabas dentro del furgón, del camionillo, una camioneta chiquitita de estas. Y después, en lo que iba a botarlo, llenábamos aquella cesta. Siempre estábamos… si le… y las mujeres cargando tierra, vamos. Se hizo… todo se hizo a mano allí, en las huertas. Las huertas llegabas con la cesta tierra, zas, la tirabas y después, el sordo era el que estaba con un rastrillo pa seguir haciendo el drenaje. Tú tiras la tierra… la tierra, aquello tenía 80 centímetros de tierra, la huerta. Y entonces ya, tiraba el bordecillo, con el rastrillo quitaba lo mayorcito y tas… y ya te iba dejando un piso, un drenaje de una altura así, y venga… Pa hacer una huerta estábamos… Y habíamos cargando tierra… hasta quince o veinte, o más. Tres chiquillos y mujeres. XXXX como lo hacíamos nosotros. Maestro Vicente nos daba un ajuste y nos duraba una semana; nos lo daba p’al día. Eso sí, después a las tres de la tarde,“bueno, ya se pueden ir”. Corriendo toda la mañana… (ríe) Y después los pibes… sorribando a pico. Pico y pala.
¿Y sorribando así, las piedras y todo eso?
B: Oh, tú vas sorribando y… cuando sorribas, la piedra la vas botando pa un lado y la tierra pa otro. Pues siempre la piedra encima [de] la tierra. Las piedras siempre son de la tierra. Claro, tú te llevas una pala, con la pala sacas la tierra, pa un lado así, y las piedras siempre encima van quedando. Entonces… vas quitando la piedra cuando… porque las piedras se… pa relleno, pa… sí, pa relleno. Y después llenan…
Pa los muros, también.
B: Allí… No. La piedra que se hizo pa las paredes… esa vino toda de Tejina. Eh… en una furgoneta; esa que yo digo de Francisco y que la tenía el hermano de… de Alfonso. Y otro más. Eso, me parece que solo traían una piedra grande. Habían buenos parederos. Allí el más que duró, el más que estuvo allí paredero en lo que yo estuve, fue Miguel. Eh… le decían Chiribita, el… el marido de Irene. Él murió. Estaba de paredero, y otro de La Punta muy bueno, también. Después estuvo el hermano Onofre, Manuel, Cabo Chico, le decían. También estuvo de paredero allí cuando vino de Venezuela. Estuvo allí poco tiempo y fue… fue el que más hizo… después el que más hizo fue lo… los zocos, los muros, los bloques.
¿Angelito el Calero no estuvo trabajando?
B: Allí no… estuvo con Catalán y con los Tabares. Yo… ahí no lo vi yo.
¿Y los XXXX, Benito?
B: ¿Eh?
¿Los XXXX? Los XXX que estaban por allí, por el… por el… por donde está la urbanización XXX, del Club. Los XXXX del cochino.
B: Ah, esos estuvieron allí por debajo, en las… Bueno, ahí… donde se hizo… la urbanización…
Lagunamar, esa.
B: Lagunamar. Y aquí… después la, debajo de los Tejaditos. Aquello también pertenecía a la finca, de aquí, llegaba hasta la… hasta la mar, ¿no? Sí. También tenían los cochinos allí que tenían que pedirle permiso a la finca. Y de allí pa’cá eso era de Zamorán, hasta el barranco. ‘Ta el barranco ahí. Sí, allí que… yo no… nosotros nunca tuvimos cochinos allí. Allí na más que tenían Bartolo… en fin, mucha gente tenía cochinos ahí.
Y animales aquí arriba sí había, ¿no? Las vacas…
B: Sí, no, aquí en la finca había vacas. Estaba José Rodríguez, él era… boyero. Y después cuando eso que se quitó la caña dulce y todo eso, me quedé yo con el… de boye… de… en la… en la cuadra con ellos. Cogiendo hierba, secando hierba, y… y ¿sabes?, y buscando qué echarle debajo del ganado. Hojas de caña dulce, montón de veces. Pa echarle debajo, pa sacar a tiempo, pa…
Y Don Pedro el veterinario, ¿ha cuidado a las vacas?
B: Hombre… pues fui… Después de XXXXX cuando ya quitaron al ganao, ya se quitó… puse yo unos becerros. XXX puse unos becerros ahí, de… todavía era soltero yo, por eso los puse. Y… y se me enfermó uno, precisamente. Coño, se veía a don Juan y dice: “se lo dices a Don Pedrolo, te vas a La Laguna y le dices que vas de mi parte”. Estaba en el mercado. Y cuando yo se lo llevé me dijo, tu padre me dice, “¿qué?”. “Mira, yo vengo de parte de Don Juan, que tengo un becerro malo que se…”, le expliqué, y le expliqué. Me pegó a preguntar. Digo “se me infló”. “¿Se infló?”, dice… dice, “yo no puedo ir ahora, pero te voy a decir lo que le tienes que hacer”. Y bueno… Dice, “le pones un freno”. Un freno le llamamos a lo que se le ponía antes a los baifos antes, un palito, un palito para que no mamaran, lo le llamaban un freno. Un palo deba… Y después lo amarrabas por aquí detrás y ya el baifo no puede mamar. “Pues le pones eso para que no cierre la boca. Un palo grande, que no te lo rumie, se lo amarras bien, y le das con un poco de agua”, me parece que me dijo una cuarta de petróleo. Me lo quedo mirando y digo buah, pues este me envenena al becerro. (ríe) “Y no le eches de comer durante un día, sino algo seco”. Y así fue… ¡Chaacho! Le puse eso al becerro, cuando… no había quien pasara por donde é estaba del… del mal olor que daba. Botando los gases fuera, botando… Al otro día estaba comiendo como los demás. Y yo “bien, bien…”. (riendo) Y digo, coño, a ver aquí… que cuando me dijo lo del petróleo, me quedé yo… Dije, “ay mi madre”. Y nunca me cobró, tampoco, porque se lo dije, digo “míreme que esto no…”. Dice, “no, no, no. Yo a Carballo no le puedo cobrar”. “Bueno, pues muchas gracias, Don Pedro” (ríe). Así que… por eso yo decía que conocí a tu padre bastante. No, y cuando venía, cuando estuvo de… cuando Don Juan tenía las vacas aquí, sí, llegó a venir. Oh, montones de veces. Y Luis Lima lo conocía bien también. Pero Luis Lima puso gallinas, ahí… Puso una granja de gallinas y… y estaba relacionado con… con Juan por algo, por… lo conocía también.
Oh, y los camellos…
B: ¿Camellos? Uno.
Ah, uno solo había.
B: Uno. Yo tuve… de camellero también. Ja. Creo que era más malo también aquel… el único que lo entendía bien era José Rodríguez. Ese no le tenía miedo. Digo, “mira, póngale zálamos al camello si no… yo no… sin el zálamo, no… no, no. Que yo le tengo miedo”. Hombre. El camello, ¡wowowo! A mí de qué… Y le ponía el zálamo y entonces sí, pues ya sabía uno que no le podía morder. Pero era… era un cuco el camello. Estaba entretenido en los XXXX ahí, lo cargabas y todavía lo estabas apretando y, bim bam. Daba un brinco y se ponía… te bota la carga al momento. Y… y si sabes lo que corre un camello, es que… hay que venir montado en él. Como me pasó a mí. Me mandó Celso, estaba Celso de encargado y dijo, mira, Benito, carga el camello con el millo ese que estábamos hablando antes que lo, que lo granamos todo pa irlo a moler a Tejina. Dos sacos de millo, aquello al camello, se lo echo y…
Duración: 4′ 58»
B: [cont.] …digo, “yo no sé dónde es el, el, el molino del Raúl ese”. Dice: “tú pasas el Ramar y a mano derecha, un poquito más arriba. Pregunta a alguien, hombre”. Cuando ni eso, ni la gente estaba en la calle, porque todo el mundo estaba trabajando. Pues… coño, por ahí pa’rriba. Y yo… ¿Y a quién le pregunto yo? Cuando el camello, chi, chi, chi, chi (gesto con la mano de estar ascendiendo), se afucha. Miro a un lado, “pues el molino es aquí”. Ya el camello ya había ido, ya habían llevado al camello varias veces, claro… Nada, se lo dejé allí y digo, “pues pa’bajo voy a montar”. Ja (ríe), claro que vine montado. Tenía Don Adolfo allí en el riego una camella… amarrada en la orilla de la carretera. (ríe) Y el camello que pa’llí y yo que dándole que no, que pa’hí. Bah, le doy dos sogazos al camello. Bien sale ese bicho por ahí pa’bajo a correr… menos mal, que en vez de seguir por toda la carretera cogió ese camino y ahí, y aquí frenó… ¿Si no? Si no… no sé dónde estaría yo (ríe). Cómo corre un camello de esos. Y después… después se murió, el pobre. Y lo escueramos, lo escueró el XXX José Rodríguez. Y… bueno… eso… yo no. “Ah, que tú…”. “Yo, no”. Le quitó el cuer… y el cuero estaba en el salón hasta que… lo derrumbaron. El cuero sí, yo hice dos, dos veces vaina de cuchillos XXXX hice con cuero del camello. La tenía hecha. Y… cuando murió, de hecho José Rodríguez era un caso, porque, ah. XXXX después le metía… muchacho, eso no tiene sino hilo; un camello no tiene sino hilas de carne, morada, negra, de… encarnada de esa. Le sacaba cada lasca que mira… Pues nos mandó… está el Félix Suárez; el otro es Eugenio, que lo llamábamos XXXX, y yo. Los tres a hacer en hoyo del camello. Lo enterramos detrás de… de la casa, donde tiene Antoñito los… las plataneras, la segunda vuelta, está enterrado allí. O estaba, bueno, estaba… Y… bueno… Vamos… Hicimos el hoyo… Un hoyo grande, cuadrado, y “eh, aquí cabe, yo creo que sí”. Engancha… fuimos a la… XXXX a José Rodríguez, digo “mira, ya el hoyo está hecho. Vamos a… a enyugar los… los toros, pa bajarlos al rastro”. Estaba arriba en la cuadra del camello. ¿Tú llegaste a ver dónde estaba la cuadra del…? ¿No? Donde tiene Antoñito el cuarto, justo ahí mismo. Pues… enyugamos, enyugué los toros, dice “vete y enyúgalos tú, Benito”, y los enyugué y a esos sí lo manejaba yo un poco. Enyugué los toros, enganchamos el camello, lo arrastramos por allí pa’bajo que… lo pusimos. Dándole vueltas al jodido camello y se nos quedan las cuatro patas viradas pa’rriba. Tieso como… mi madre, dios… (ríe) Digo, “¿y ahora?”. XXXX cogió un hacha y… (riendo) partió las patas, pa… pa poder enterrar al camello, pa que no quedaran las patas viradas pa’rriba. Es un caso del camello. Pues… y otro caso pues que me pasó con el camello fue… Íbamos de excursiones algunas veces aquí de Bajamar y tal, p’al Teide. A ver, al Teide fuimos esa vez a la nieve, a ver la nieve, a El Teide me parece que fue. Y… iba Luis Lima con nosotros, también. Pero yo no me enteré que Luis… porque cuando eso ya habíamos, donde enterramos el camello, habíamos sorribado aquello, que fue… yo sembré la platanera allí. Y se sacaron los restos del camello. Unos dientes que eran del tamaño así, fuertes dientes tenía el camello… pero nada, yo ignorando, nada, fuimos… Cuando llegamos a La Esperanza, paramos en un bar… en un bar no, en una panadería, allí vendían pan. Y, oy, hay que llevar pan para que arriba en El Teide no vamos a comer sino pan. Llega Luis Lima, había una chica, una dependienta allí p’al pan, dice: “¿el pan es… está fresquito?”. “Sí, sí, está…”. Dice, “¿no estará duro?”. Dice: “no, no, qué va”. Luis coge un pedazo [de] pan, ¡pam! dice “¡ay, ay, madre, madre, madre!”. Dice la muchacha, “¿qué te pasó, qué te pasó?”. Dice, “mira, mira, mira, ¡ya me arrancó una muela!”. Y le enseña la muela del camello. Miiira… (riendo) que la llevaba en el bolsillo (ríe). La mujer casi le da un soponcio. Digo, ay mi madre… (murmura riendo) Luis tenía muchos golpes de esos. Bien me reí yo ese día, Dios… Mira que enseñar la, la muela del camello… La cogió allí con, el tenía las gallinas ahí pegadas ahí mismo, la vio, la cogió y se la metió en el bolsillo. La muela de un camello. Decía que era la de él, que se la había roto con el pedazo de pan.
Era ruinito el Luis Lima, ¿eh?
B: ¿Eh? Hombre… Ya murió el pobre.
No sé, Benito, y a lo…
FINAL
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