Desayuno 01. Con la boca llena

El marco del Desayuno 01 Con la boca llena se desarrolló en torno a la siguiente reflexión:

Después de más de cuarenta años de comisariado en España, resulta paradójico que en la RAE, la definición del verbo comisariar sea, simplemente “organizar una exposición o muestra artística o cultural”; y que el comisario o comisaria sea la “persona a quien se le encomienda la organización y dirección de una exposición o de otra actividad cultural o académica de duración determinada”. Unas definiciones lo suficientemente vagas como para no significar nada. Y sobre la palabra conservador/a no existe ninguna acepción relacionada con el arte.

Mucho más enriquecedoras resultan las definiciones de la misma palabra en inglés o francés o alemán que relacionan directamente esta palabra con el arte, la conservación de los museos o la organización de una actividad artística.

De “curador” no existe ninguna definición relacionada con el arte, no siendo así en inglés o francés.

Aunque resulte algo obsoleto, revisitar a los “clásicos” resulta interesante, previo a comenzar la conversación, hacer algunas alusiones al contexto histórico que explica esta falta de definición en la terminología específica.

Por un lado, la comunidad artística utiliza y asume como propias estas definiciones y, sin embargo, por otro, no parece que la sociedad en general o la administración hayan integrado tales ejercicios en su quehacer. Esto ocurre desde lo fiscal hasta lo puramente descriptivo.

¿Puede haber ocurrido que, después de la dictadura franquista, el proceso de aceleración de la actividad cultural, con el fin de alcanzar al panorama internacional, haya dejado atrás una serie de pasos para afianzar todos los procesos del sistema del arte con cierta estabilidad?

¿Puede que la figura del comisario se haya dedicado más a crear marca que a discursos y relatos propios? Y, en este último sentido, ¿es posible que se haya priorizado la identificación de determinados artistas con el territorio olvidando los relatos y los procesos?

¿Qué papel ha jugado la crítica? ¿Es verdaderamente la crítica artística o, debido a estas cuestiones históricas, algo institucional?

Mientras que para algunos el significado de las palabras constituyen la existencia de lo nombrado y por tanto su permanencia, para otros el significado reglado de un concepto no tiene que ver con su existencia. Fueron dos formas de concebir el hecho de nombrar una palabra, lo que dio inicio al desayuno-conversación. Que sea esto necesario o no dependió de la necesidad de nombrarlo o de dejarlo fluir como un elemento que existe y que  se utiliza, por lo que su uso continuado también puede llegar a darle el significado anhelado con el tiempo. Como se dijo, “el arte que viene está todavía por nombrar”.

Pero, ¿Por qué empezar por el significado de las palabras? Quizá por la inquietud que supone pensar a nivel histórico la cultura desde el inicio de la transición. Están surgiendo estudios alrededor del análisis de la cultura tras la dictadura como en la CENDEAC con un congreso llamado, no por casualidad, “España sin (un) Franco”, que analiza desde múltiples ámbitos cuestiones que han definido las historia de España desde la muerte de Franco, Es decir, la transición supuso con la movida un consenso cultural, que quizá alejaba este sentimiento de libertad de sus bases iniciales con una incorporación de partícipes de este ámbito cultural en el entramado institucional.

En la actualidad se pone en entredicho las políticas culturales derivadas históricamente de este panorama subversivo, el apadrinamiento estatal, no asumible en el presente, hace que se produzca en función del dinero institucional. Por lo que se dan “palos de ciego” sin un proyecto personal asentado y creado desde uno mismo y ex profeso para la convocatoria, que son necesarias pero no deberían ser determinantes. Quizá la estructura cultural a nivel económico no es la adecuada pero como consenso se determina que la estructura existe en torno al trabajo simbólico. Esto deriva en formas de trabajo que las instituciones tienen que comprender, actualizar según las necesidades de los profesionales, del público también pero sin profesionales del arte no es sostenible un público formado.

Se trata entonces de asumir ahora como propia la Idiosincrasia en torno a los espacios de diálogo. El uso de la plaza como punto de encuentro quizá es más natural en otras sociedades, pero la nuestra debe darse al diálogo y al encuentro, más allá de nuestras costumbres sociales para producir, escenificar los problemas y a través de todos los prismas diferentes llegar a puntos de encuentro.

Tras contar varias experiencias desde lo asociativo, puesto que en el desayuno se encontraban numerosos miembros de ATA y Solar, que organizaba el encuentro, se dio por unánime la opinión de que ambas asociaciones convergen en un punto común, desde lo práctico Solar y desde lo administrativo ATA, el objetivo es la salvaguarda del profesional de la cultura.

La reciente creación de la ATA, Asociación de Trabajadores y Trabajadoras del Arte en Santa Cruz de Tenerife, es una de las acciones importantes que se llevan a cabo como plataforma para la obtención de más protagonismo en las decisiones institucionales en materia de cultura. Algunos de sus integrantes estuvieron en el desayuno explicando su cometido y su línea de acción.